La guerra-mundo y el sistema productor de esclavos
Frente Antiimperialista Internacionalista, 24 de abril de 2018.
Para completar el trabajo que el FAI viene realizado sobre la esclavitud y el imperialismo leer ; “El oficio más antiguo del mundo no es la prostitución, es el de mirar para otro lado”.
Se suele decir que, en el mundo en el que vivimos, todos somos de algún modo esclavos. Esclavos del consumo, esclavos del trabajo asalariado, esclavos del banco con el que contratamos la hipoteca o al que le
debemos un préstamo, etc. Al afirmar esto se hace un uso retórico y algo exagerado del término “esclavo”. Sin embargo es posible ver en esa exageración cierta verdad:
Esclavo es aquel que, ante la amenaza inminente de la muerte, acepta “libremente” someter su voluntad a la de quien puede arrebatarle la vida. Se convierte entonces en propiedad de su amo y se pliega a sus deseos. En el capitalismo, orden económico basado en la producción de mercancías, la situación tiene una forma distinta, pero el mismo fondo: quienes no disponen de los medios para asegurarse de forma autónoma su propia subsistencia dependen del mercado para acceder a lo que necesitan, y por tanto aceptan “libremente” someter su voluntad a la de otro durante una parte del día, a cambio de un salario. La ficción jurídica de la “libre” renuncia a la propia libertad, es eso, una ficción, una argucia ideológica que oculta la existencia, de hecho, de una situación de vida o muerte. Que libra al poderoso de cualquier posible cargo de conciencia. Que conduce a que el débil se considere a sí mismo como el único responsable de su propia situación.