Objetivos Generales

(english)

Tribunal permanente de los Pueblos Contra la Guerra Imperialista y la OTAN

Documento de Objetivos para las Segundas Sesiones

Asistimos al permanente agravamiento de las guerras de todo tipo y a la construcción de un futuro belicista de consecuencias catastróficas para la humanidad. Mientras esto ocurre, la población de las potencias responsables de esta escalada permanece ajena a estos acontecimientos, los contempla como una crónica de sucesos sin medir el riesgo que también supone para ella un mundo socialmente injusto, ecológicamente depredador y políticamente perverso, que se perpetúa por medio de la guerra.

El hilo conductor de esta guerra es el imperialismo: “La extensión del dominio de un país sobre otro por medio de la fuerza militar, política o económica”. En otros momentos de la historia, diferentes imperios se disputaban la hegemonía; pero hoy la hegemonía imperial corresponde a un mismo núcleo de poder dirigido por los EEUU, a quien se subordinan y dan apoyo el resto de países del bloque occidental desarrollado.

La columna vertebral de la guerra imperialista es su carácter estructural y sistémico, es decir: esta guerra es parte esencial e inseparable del sistema que la genera y de las dinámicas e interrelaciones que regulan su funcionamiento. Por tanto, la guerra imperialista no es una opción, es parte de una forma de organización social, política, económica y cultural que se define como capitalismo.

La acumulación económica, de poder y de relaciones necesarias para perpetuarse a si mismo y que definen este sistema, se da tanto sobre los territorios dominados como en el interior del imperio. Eso explica por qué la guerra se expande por todo el planeta. Por otro lado, esta forma de despojo y explotación acaba generando resistencias y para someterlas será necesario el uso de la fuerza.

La guerra imperialista es necesaria para la supervivencia del sistema que hoy rige el mundo; de ahí que se expanda de forma ilimitada, que aumente constantemente su capacidad bélica y se desarrollen constantemente nuevos métodos de dominio. Cualquier elemento de cualquier naturaleza será empleado si se considera eficaz; cualquiera que se oponga o siquiera que dificulte la consecución de sus objetivos será considerado y tratado como enemigo.

Este carácter estructural y sistémico de la guerra imperialista no se nos muestra, debe permanecer oculto; de ahí los enormes esfuerzos que se dedican a la guerra mediática y los procedimientos de falseamiento y manipulación que tratan de invertir la causa y el efecto. El imperio nunca dice agredir, siempre actúa en defensa propia frente a una amenaza, nunca admite que somete, siempre actúa en defensa de la libertad, los derechos humanos y la democracia. El procedimiento habitual para construir la ficción tiene tres fases: Criminalización, aislamiento y destrucción. La primera construye el enemigo, la segunda lo debilita, la tercera lo elimina o lo somete.

Del mismo modo que la guerra se expande lo hacen sus instrumentos: los presupuestos militares aumentan y desde los grandes centros de poder militar se reclaman incrementos progresivos para el futuro; la gran alianza militar, la OTAN, integra cada vez a más países y se instala de forma permanente en extensas áreas territoriales, aumenta su potencial bélico y su carácter ofensivo y sigue bajo mando estadounidense.

Junto a esta expansión se da un proceso de diversificación y especialización y la combinación de diferentes formas de guerra, así como de estrategias locales, regionales y continentales. La guerra mediática abre el fuego y permanece hasta el fin del proceso, las guerras económicas se combinan con acciones militares directas o indirectas, los ejércitos pueden ser regulares, de terceros países, mercenarios, confesionales…Las acciones externas se combinan con las internas creando conflictos que pueden acabar en golpes de estado o incluso guerras civiles. Nuevas formas de toma del poder han entrado en la escena de la guerra imperialista: las denominadas revoluciones de colores, los golpes parlamentarios, etc.

El saldo de la guerra imperialista contiene los rasgos de una guerra de dominación. De un lado las víctimas, pueblos enteros desposeídos de sus tierras, sus bienes, su cultura, de parte de su cuerpo, de su vida. Víctimas, en su inmensa mayoría civiles y los más vulnerables, mujeres y niños… De otro, un imperio cada vez más poderoso, con una capacidad mayor de dominación, unas corporaciones cada vez más enriquecidas, el complejo industrial militar, las explotaciones de los territorios conquistados, el negocio de la reconstrucción, la sobreexplotación de las víctimas…

Pese a esta situación, personas, grupos, organizaciones y pueblos enteros no se rinden y resisten a la lógica imperialista.

El Tribunal Permanente de los Pueblos Contra la Guerra Imperialista y la OTAN nació con la vocación de contribuir a este imprescindible ejercicio de resistencia, aportando los elementos de denuncia y condena moral y política de los responsables de la guerra imperialista que fundamenten una radical oposición a tanta barbarie.

Para ello, el Tribunal tiene como Objetivos Generales:

  • Desvelar la naturaleza de la guerra imperialista, de su lógica y de sus estrategias, contribuyendo a elaborar un relato unificador de las luchas contra el imperialismo

  • Difundir los resultados de nuestros trabajos para contribuir al desarrollo de una conciencia colectiva antiimperialista

  • Colaborar en la construcción de formas organizativas contra la guerra imperialista

  • Luchar contra la impunidad de los responsables.

En estas Segundas Sesiones, el Tribunal se ha marcado como objetivos concretos analizar, denunciar y condenar:

  • La creciente expansión imperial y su dimensión supranacional

  • El intento de sometimiento de extensas regiones y continentes

  • El aumento de la tensión bélica en el mundo

  • La generación de conflictos internos como forma de guerra imperialista

  • La sistematización de golpes “parlamentarios”.

  • El acoso a quienes desafían la hegemonía de los Estados Unidos

  • El desarrollo de la OTAN como fuerza ofensiva complementaria del ejercito de los Estados Unidos

  • La implicación de potencias regionales en la generación de conflictos

  • La desactivación de las resistencias como parte de la guerra

  • La criminalización, desposesión e instrumentalización de las víctimas

Todo ello será objeto de análisis y debate por escenarios de guerra y desde la perspectiva de las víctimas, con objetivos específicos para cada una de las Mesas de Trabajo que se han establecido.

Pretendemos demostrar que la dinámica imperialista implica siempre la guerra contra quienes se resisten al dominio y que esta guerra adopta distintas estrategias en función del escenario concreto, reproduciendo elementos comunes en todos ellos.

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