Blog «El territorio del lince», 24 de enero de 2018.
La irracional obstinación de los kurdos es muy fácil de explicar: siempre han creído en la omnipotencia de EEUU. Han hecho, y siguen haciendo, un análisis erróneo de cómo funciona el mundo, como si hoy el mundo funcionase igual que hace dos años, o hace diez. No han aprendido nada de lo ocurrido en el Kurdistán iraquí, donde el perro tampoco ladró cuando el gobierno iraquí derrotó a los kurdos, sostenidos hasta entonces por EEUU (e Israel, por cierto), y les hizo retroceder recuperando el control de campos petroleros vitales en Kirkuk.