Jason Hirthler. American Herald Tribune, 17 de marzo de 2018.
Washington entendió que no tenía que dejar de colonizar países, sino que tenía que hacerlo de una manera que permitiera la máxima negación posible. Pronto se dio cuenta de que podía colonizar y explotar a las naciones mediante el sabotaje económico, mercenarios sin escrúpulos y deudas debilitantes en lugar de bombardear aldeas con napalm. Naturalmente, la bala y la bomba fueron un último recurso amenazador, pero la invasión no era estrictamente necesaria en la mayoría de los casos.