Una vez asumida la ilegitimidad de un líder o de un sistema político, la forma de su derrocamiento es ya una cuestión secundaria, un problema tecnológico.

El apodado en occidente, pero no en Siria, como el «dictador» Bashar al Assad con su esposa Asma. Boda entre alauita y sunnita, mostrando la normalidad en la convivencia entre creencias en este país. Seguir leyendo Una vez asumida la ilegitimidad de un líder o de un sistema político, la forma de su derrocamiento es ya una c uestión secundaria, un problema tecnológico.

Desde los años sesenta del pasado siglo, la voz de la verdad no se había oído en el mundo árabe como fue el caso del pasado viernes, durante la concentración organizada en el Suburbio del Sur de Beirut en solidaridad con Yemen.