Dos pesos, dos medidas. Impunidad de los Saud y condena de Siria en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra

Marinella Correggia*

¿Qué otra cosa tendrá que hacer Arabia Saudita para obtener finalmente alguna forma de condena o de sanción? Frente a los Saud, el mismo Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas está paralizado, como por el veneno de una serpiente. El último episodio hace pocos días en la 33ª sesión: la Unión Europea, presionada por el Reino Unido (aliado incondicional de los Saud) y gracias a la indolencia de los demás miembros, retiró una resolución escrita de los Países Bajos que preveía una misión de encuesta internacional independiente en Yemen para arrojar luz sobre los potenciales crímenes de guerra perpetrados durante los muchísimos meses de guerra desde el 26 de marzo de 2015.

Desde el 26 de marzo de 2015, los bombardeos de la coalición Saudita han causado miles de muertos civiles (al menos tres mil novecientos y casi 7 000 heridos), casi todos fruto de los bombardeos guiados por los sauditas, tanto que hasta el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, había solicitado investigaciones independientes en el terreno. Por el contrario, fue aprobaba una blanda resolución propuesta por Estados árabes, que prevé la ayuda de algunos investigadores de Naciones Unidas a la ya existente Yemeni National Commission of Inquirí, hecha en casa por los Saud y por el ex presidente yemenita ad interim Abd-Rabbu Mansour Hadi, en la actualidad alojado en Riad. En la práctica, impunidad garantizada.

Es otro éxito de Arabia Saudita, miembro de turno del Consejo de Derechos Humanos a pesar de los numerosos pedidos de suspensión: los Saud negociaban en Ginebra el texto de la resolución sobre Yemen y al mismo tiempo continuaban bombardeando el país, provocando otras decenas de muertos civiles en el área de Hudaydah.

Otra música, en Ginebra en los mismos días, sobre Siria. El Consejo de Derechos Humanos aprobó por mayoría una resolución preparada por Arabia Saudita, Qatar, Turquía, Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Jordania, Kuwait y Maruecos: es decir, los miembros del grupo “Amigos de Siria”, surgido en 2012 para apoyar a la oposición armada. El texto, claramente desbalanceado, convoca para la próxima sesión del Consejo (primavera de 2017) a un panel que se debería focalizar en la rendición de cuentas; o como hacerlo pagar a Damasco y tal vez a Rusia.

Sin embargo, a pesar del diluvio de acusaciones provenientes de organizaciones de Alepo oriental, y a pesar del chantaje británico en el debate (“quien no vota a favor se opone a los derechos humanos”), más países miembros que de costumbre votaron contra la resolución o se abstuvieron. Los miembros de turno del Consejo de Derechos Humanos son 48. Votaron en contra siete países (Argelia, Bolivia, Burundi, China, Cuba, Rusia y Venezuela), en general invocando menos parcialidad en las fuentes de denuncia, más cuidado en las encuestas y el fin de las injerencias armadas. Las abstenciones fueron 14: El Congo, Bangladesh, Ecuador, Etiopía, Filipinas, La India, Indonesia, Kenya, Kirguizistán, Namibia, Nigeria, Sudáfrica, Togo y Viet Nam. Todos los países del eje OTAN – Golfo, obviamente, votaron a favor.

Nota: Quien preside el Consejo de derechos humanos de naciones unidas es Danni Danon, sionista que se ocupa de facilitar nuevos asentamientos de judíos en tierras palestinas. Fue propuesto para el cargo por varios estados europeos.

*Activista italiana de la «Rete  No War- No NATO»

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