Las falacias del sionismo para justificar sus asentamientos contra Palestina.

Ramón Pedregal Casanova.*

Se todos los cuentos.”

Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto.

Y he visto:

que la cuna del hombre la mecen con cuentos,

que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,

y que el miedo del hombre … ha inventado todos los cuentos.

Yo no se muchas cosas es verdad,

pero me han dormido con todos los cuentos …

y sé todos los cuentos.”

Autor, el gran poeta republicano español, León Felipe.

 

La mitología es estática y muestra el pensamiento antíguo, anticientífico: “La tierra es el centro del universo”. “El hombre fue creado por Yavé”. “La mujer está hecha con una costilla del hombre”. Y ahora “Israel es la tierra que Dios ha asignado a los judíos”.

Los mitos trataban de explicar algo que se desconocía, por eso si el grupo de presión sionista trata de justificar su crímen de la ocupación en un mito o supuesto mito, hoy diremos que el grupo de presión sionista es una fuerza que pretende situarse fuera del tiempo en que vivimos.

Empleando la razón lo que cualquier ser humano ve es que la invasión de Palestina por quienes se dicen “elegidos por Dios”, responde a la que pretende sea la nueva configuración, el nuevo mapa, de Oriente Medio, que quienes se sirven a estas alturas del sionismo, como ideología apoyada para la ocasión, debieron abandonar Oriente Medio en el siglo XX porque los pueblos de la zona lucharon por su independencia de sus depredadores, y les vencieron.

Las leyes internacionales establecidas desde la creación de la ONU son convenciones en medio de la relación de fuerzas, en el caso de Palestina su partición contituye la primera injusticia de la creación de tal organismo, pero dicho esto, que los ocupantes de la mayor parte de Palestina pretenda imponer la violencia es querer situarse al margen hasta de aquella injusticia para huir después de toda razón de igualdad. Es por eso por lo que quienes se atribuyen derechos traídos desde fuera de la condición humana (Franco se decía generalísmo por la gracia de Dios, Hitler atribuía superioridad a lo que decía ser la raza germana, los presidentes de EEUU hasta Obama y Trump, cada uno a su estilo, han sostenido el designio divino de su mandato o la supremacía racial blanca, la suya únicamente, con la que hacer del mundo entero lo que convenga al aparato imperial más guerrero que ha existido nunca, …) no cotizan a la causa común de los pueblos, o si prefiere le llamamos la causa común de la Humanidad. Nos quieren hacer creer que su opción es el destino que nos ha tocado.

Estamos en Palestina, y escuchamos el himno de una unidad de paracaidistas del ejército sionista de ocupación, el fascismo llevado por los occidentales a aquél país, la letra de la canción se refiere a la población autóctona:

“Otra pediatra y otro panadero / han recibido una bala de una unidad de paracaidistas / todo el día buscamos niños para matar en las casas.” Este comportamiento tan bárbaro se basa en la atribución que la organización social del ente israelí dispone para que sus componentes desprecien todo derecho humano, nos situen en la escala más baja de la existencia y nos puedan tratar como objetos a eliminar. Así es como se forman las mentes criminales, y las mentes criminales ponen en marcha acciones criminales, imponen la violencia para hacer desaparecer pueblos y leyes acordadas. El ideario sionista tiene los mismos límites que el nazismo o el fascismo, es racista, es fundamentalista, y se atribuye un mandato divino, las escrituras o la mitología, para construir el mundo que alimente los intereses de su clase capitalista, que es, interpretando racionalmente, ocupar y recolonizar el territorio estratégico de Palestina. Ha sido la última colonia inglesa en la zona y la creación de un ente que responda a los intereses del antiguo imperio y del nuevo pondrá, como estamos viendo, todo Oriente Medio en estado de tensión que impida que su independencia progrese sobre la base de la fuente de petróleo que el capitalismo necesita para sobrevivir como lo conocemos.

La instalación del ente israelí es como la rotula, el hueso, entre el pasado y el futuro, y sirve para hacer el juego que de movimiento a la nueva colonización. Por eso a quienes ahora se rebelan, el ente sionista aplica la criminal dictadura que refleja el himno de sus paracaidistas:“Otra pediatra, otro panadero / han recibido una bala de una unidad de paracaidistas / todo el día buscamos niños para matar en las casas.”

A la ocupación de Palestina, para hacer que la zona vuelva a su situación colonial, se le insertan los “asentamientos”, en los que los nuevos colonizadores hacen el trabajo a la potencia capitalista, que encubierta con mitología procura ir dividiendo, debilitando y conquistando el territorio petrolero: fueron parásitos, imperio, y quieren seguir siéndolo.

Luego, no es una lucha entre pueblos, es una lucha entre un pueblo que habita el lugar al que pertenece, su tierra, y defiende su supervivencia, y un grupo de mercenarios que promocionados por un servicio financiero de carácter imperial los moviliza y ampara con el recurso de una mitología. Israel es la rótula. Rótula o hueso que une el pasado y el futuro, y para vincularse al territorio le cambia el nombre de Palestina por el de Sión, y así a sus enviados colonizadores les llama sionistas, como si nunca hubiese existido nadie más que ellos.

Construyen su discurso dando nombres nuevos o viejos a los territorios, celebrando festividades religiosas, estableciendo leyes racistas que dicen mitológicas para impedir la confraternización con, o la vida a, los habitantes originarios, denominando “motivos históricos” a los contenidos de libros de cuentos de antes de la era cristiana, denominándose “país” en negación de los naturales, el pueblo palestino, que desposeido de esa su condición le titula de “terroristas”, como si fuesen intrusos e invasores.

Ahora bien, cuando buscamos los motivos reales del viaje de los sionistas a Palestina, encontramos que los organizadores financieros de la empresa colonial los han ido llevando con contratos de trabajo con sueldo y casa, a eso lo denominan la Aliyá, o la inmigración judía. A su llegada los centros de instrucción sionista les moldean el pensamiento sobre la explicación mitológica, y en base a la religión y la idea de raza superior escriben sus leyes para la expulsión de los habitantes y prohibir su retorno. A eso los nuevos colonizadores le llaman “designios divinos”, y sobre esas leyes los colonos dirigen sus actos de limpieza étnica y apartheid.

¿Dónde se situán esos objetivos y esos actos en política?: la ultraderecha de occidente da cobijo a sus propulsores. Si abrimos el plano y miramos la región nos preguntaremos ¿quiénes impulsan a los terroristas cuyos actos se basan en ideas semejantes, y quiénes se interesan tanto como para armales, entrenarles, financiarles, apoyarles militarmente y hasta hospitalizarles en el caso de resultar heridos en la guerra contra Siria e Iraq?: los interesados en deshacer el mundo árabe son los mismos, el imperio estadounidense, los anteriores colonizadores que han crecido a costa del petróleo robado y el mundo financiero inventor del ente israelí, la rótula que articula el movimiento del nuevo imperio en la zona.

Aquí, en Palestina, tienen un papel fundamental los asentamientos de colonos, declarados en todas las instituciones internacionales, surgidas al final del colonialismo, como actos de guerra e ilegales, y por tanto impedimentos para la construcción del Estado de Palestina y para la paz en la zona.

Si los nuevos imperialistas inventan su mitología, el resto del mundo en avance hacia una justicia mayor, por estar basada en el respeto, la independencia y soberanía de cada nación y cada pueblo, no puede dejar pasar al sionismo.

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*Ramón Pedregal Casanova, sus dos últimos libros son “Gaza 51 días” y “Palestina. Crónicas de vida y Resistencia”. Los anteriores son: “Dietario de Crisis”, “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”. Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE. Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos.

 

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